Llamamos aquí psicolingüística al cruce interdisciplinario entre la psicología y la lingüística, lo que supone poner en cuestión la relación fundamental entre lenguaje y pensamiento. La reflexión acerca de esa relación está signada por una tensión más general que tiene que ver con la oposición entre naturaleza y cultura en el estudio de la vida humana.
El antropólogo estructuralista Claude Lévi-Strauss (1969) ha planteado brillantemente esa paradoja: como lo natural en el hombre es vivir con otros seres humanos, es virtualmente imposible separar naturaleza y cultura. Así, el experimento más radical sería separar a un bebé de su madre para evitar que le transmita cualquier información cultural, pero allí tendríamos una situación antinatural, puesto que es parte de la naturaleza del bebé vivir con su madre. Como un modo de resolver esa paradoja, Lévi-Strauss propone que todas las estructuras universales en el hombre corresponden al orden de la naturaleza, mientras que todas las estructuras que estén sujetas a normas pertenecen al orden de la cultura. Sin embargo, esa aproximación puede ser difícil de aplicar a ciertos fenómenos, como el mismo Lévi-Strauss comprueba para la prohibición del incesto.
Algo similar sucede con la definición del lenguaje:
¿cómo puede caracterizarse dentro de la oposición naturaleza-cultura? ¿Es el lenguaje una serie de convenciones establecidas, en forma consciente, por los miembros de una comunidad (como parece deducirse de las concepciones de algunos filósofos, como Ludwig Wittgenstein y sus juegos del lenguaje)? ¿Es un sistema de signos convencional, pero luego internalizado y alojado “en el cerebro del hablante”, y que los hablantes no pueden modificar por propia voluntad, como se desprende del Curso de lingüística de Saussure? ¿Es un sistema de conocimiento innato, como propone Chomsky? ¿Se aprende o se adquiere? Y más aún: ¿es un conocimiento específico o depende de nuestra inteligencia general?
Ese es el tipo de preguntas que han desvelado a filósofos, psicólogos y lingüistas en los últimos años.
Dentro de los autores que han reflexionado explícitamente sobre la relación entre lenguaje y mente, los extremos más claros en la polaridad entre naturaleza y cultura parecen ser Noam Chomsky y Lev Vigotsky. Mientras que Chomsky sostiene la posición de que el lenguaje es un sistema de conocimiento innato, en el que muy poco influye el contacto con otros seres humanos, para Vigotsky el desarrollo cognitivo del niño (incluyendo el lenguaje) es esencialmente social, por lo que depende de las interacciones con otras personas. Otra oposición central para la psicolingüística es la que separa a Noam Chomsky y Jean Piaget, quienes mantuvieron una polémica famosa en los años 70. Chomsky sostiene que la mente tiene varios módulos con capacidades específicas, una de las cuales es el lenguaje, que resulta, además, de una capacidad innata, previa a cualquier experiencia. Por el contrario, Piaget tiene una concepción fundamentalmente unitaria de la mente, en la que el lenguaje es un sistema de convenciones aprendido a partir de los mecanismos de aprendizaje habituales del niño (i.e., construcción del conocimiento por medio de la interacción con el mundo).
Más allá de las concepciones generales acerca de la relación entre lenguaje y pensamiento, otros temas tratados por la psicolingüística actual incluyen cuestiones relativas a la adquisición del lenguaje, a las afasias y otras patologías específicas del lenguaje (ambos temas centrados en el procesamiento de oraciones y/o de léxico, de acuerdo con una perspectiva gramatical) y, desde otro punto de vista teórico, al procesamiento de textos y discursos , especialmente estudios que combinan las investigaciones en psicología cognitiva con modelizaciones provenientes de teorías acerca del texto.
Entre las lecturas más importantes sobre psicolingüística, pueden citarse el trabajo pionero de Roman Jakobson (1969), uno de los primeros grandes teóricos de la lingüística que advirtió el lugar central de la reflexión acerca de la adquisición del lenguaje y las afasias, argumentando que estudiar esos extremos “anormales” permitiría conocer con mucha mayor precisión lo que es el lenguaje “normal”. Los temas que la psicolingüística de base chomskyana comenzó a tratar con mayor intensidad en los años 80 son, precisamente, la adquisición del lenguaje y las afasias y otros trastornos específicos del lenguaje, como la deficiencia específica del lenguaje [en inglés, SLI, siglas de Specific Language Impairement] (cfr. Leonard 1999, Jakubowicz, Nash & Wexler 2004), puesto que ambos procesos pueden considerarse argumentos empíricos en favor de la idea del innatismo de Chomsky.