Ambiente positivo
Para llevar a cabo todo lo que predicamos, es indispensable crear un ambiente positivo donde los alumnos se sientan seguros de poder exponer sus ideas. La primera premisa para lograr un ambiente “confortable” es promover el respeto por las ideas ajenas.
¿Cuántas veces nuestros alumnos quieren preguntar o decir algo y no se animan por miedo a decir una algo erróneo o por miedo a ser sancionados?
Proponemos usar el error como herramienta de aprendizaje. Algunas de las estrategias que pueden ayudar a crear un ambiente de seguridad son:
El uso de preguntas abiertas
Hay distintos tipos de preguntas que hacen los profesores en clase: preguntas de tipo organizacional, que sirven para organizar las actividades realizadas en el aula (“¿Ya terminaron de copiar?”); retóricas, para enfatizar un punto o reforzar una idea (“¿El volumen de agua disminuyó?”); cerradas, para saber si los alumnos adquirieron información; preguntas abiertas, que promueven la discusión o la interacción entre alumnos. En las clases tradicionales, algunos profesores hacen preguntas cerradas que admiten una sola respuesta. Este tipo de interrogante no estimula la imaginación ni el pensamiento, ya que para contestarlo sólo hace falta tener un rápido acceso al conocimiento (en la memoria). Las preguntas abiertas, en cambio, dan lugar a más de una respuesta. Estas son más interesantes ya que requieren que el alumno relacione ideas.
Proporcionar suficiente tiempo para que los alumnos elaboren respuestas
Si no damos tiempo a que los chicos piensen en lo que estamos preguntando, las preguntas se convierten en un ejercicio de retórica. Esta situación puede llevar a que los alumnos sientan que sus ideas no son importantes y que sólo el profesor tiene las respuestas adecuadas.