La posibilidad de acceder a datos remotos y de comunicar y compartir información con gente situada en cualquier punto del planeta ha cambiado la manera de trabajar. Los científicos de todo el mundo consultan las mismas bases de datos de secuencias de ADN y ARN. Diferentes laboratorios, situados en lugares a veces distantes, colaboran para resolver los mismos problemas.
La posibilidad de trabajar colaborativamente a distancia ha posibilitado el surgimiento de comunidades virtuales de profesionales que generan e intercambian información. Un ejemplo de esto es la creación de sistemas operativos libres, desarrollados comunitariamente por una red de usuarios y programadores de todo el mundo. Dado que las posibilidades que ofrecen estos sistemas son múltiples, se han creado numerosas comunidades cibernéticas o grupos de usuarios, que difunden y proveen apoyo a los mismos usuarios. Generalmente, estos grupos surgen en universidades o centros de estudios.