En la primera mitad del siglo XIX se pueden distinguir diferentes actitudes frente a la lengua española que se relacionan con dos momentos históricos y dos generaciones involucradas en el proceso de emancipación política. Por un lado, la generación contemporánea a la emancipación, los llamados “padres de la Independencia”; y, por otro, la generación posterior, la de los “hijos de la Independencia”. Estas actitudes básicamente son tres: el purismo, la ruptura idiomática y el equilibrio.
La generación de la Independencia consideraba necesario conservar la pureza de la lengua frente a la desmembración política, como un modo de garantizar la unidad entre las naciones hispanoamericanas. En el prólogo a su Gramática de 1847, Andrés Bello expone claramente esta postura.
No tengo la pretensión de escribir para los castellanos. Mis lecciones se dirigen a mis hermanos, los habitantes de Hispanoamérica. Juzgo importante la conservación de la lengua de nuestros padres en su posible pureza, como un medio providencial de comunicación y un vínculo de fraternidad entre las varias naciones de origen español derramadas sobre los dos continentes.
(...) el mayor mal (...), el que, si no se ataja, va a privarnos de las inapreciables ventajas de un lenguaje común, es la avenida de neologismos de construcción, que inunda y enturbia mucha parte de lo que se escribe en América, y alterando la estructura del idioma, tiende a convertirlo en una multitud de dialectos irregulares, licenciosos, bárbaros; embriones de idiomas futuros (...). Chile, el Perú, Buenos Aires, México, hablarían cada uno su lengua, o por mejor decir, varias lenguas, como sucede en España, Italia y Francia, (...) oponiendo estorbos a la difusión de las luces, a la ejecución de las leyes, a la administración del Estado, a la unidad nacional. (...)
Sea que yo exagere o no el peligro, él ha sido el principal motivo que me ha inducido a componer esta obra, bajo tantos respectos superior a mis fuerzas.
Bello, A., Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos.
NOTA BIOGRÁFICA
Andrés Bello nació en Venezuela, en 1781. En 1829 se instaló en Chile, donde ocupó altos cargos en diversos ministerios, y una senaduría. En 1842, cuando se fundó la Universidad de Chile, fue nombrado rector, cargo que desempeñó hasta su muerte en 1865. Fue el redactor del Código Civil y autor de importantes obras de derecho, filología y literatura; entre ellas, la de mayor relevancia fue la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1847), considerada uno de los textos más importantes en la historia científica de la lengua española.
Para algunos grupos de la generación posterior a la Independencia, en cambio, era imprescindible consolidar la emancipación política extendiendo sus ideales de ruptura hacia todos los aspectos de la vida nacional. Así, se debían conformar nuevos valores y nuevas tradiciones que permitieran identificar y distinguir cada nacionalidad; en este sentido, la lengua también pasaba a ser un elemento de identidad nacional. Estas ideas formaban parte del pensamiento de Sarmiento al proponer su reforma ortográfica del español en el año 1842 (propuesta que generó una fuerte polémica entre los seguidores de Andrés Bello).
Finalmente, en algunos sectores de la segunda generación independiente se observa una actitud de equilibrio entre el purismo y la ruptura: la aceptación del instrumento lingüístico compartido pero, a la vez, la posibilidad de incorporar modalidades locales o nacionales a la lengua. Así lo afirmaba el escritor argentino Esteban Echeverría.