La semántica estructuralista, así como la primera semántica generativa, propone un análisis componencial del significado. El análisis componencial supone que los significados de las palabras pueden dividirse (en los casos ideales, exhaustivamente) en componentes más pequeños, esto es, rasgos semánticos.
Los rasgos como unidades mínimas de la semántica aparecen claramente en el caso de la semántica estructuralista, puesto que se esperaba –siguiendo las tesis saussureanas sobre el valor– que las palabras se opusieran por medio de rasgos, conformando así campos léxicos que a su vez constituirían en conjunto el léxico total de una lengua (cfr. por ejemplo, Jost Trier, Bernard Pottier y Eugenio Coseriu). Un problema evidente de la semántica estructuralista con los rasgos aparece cuando analiza palabras que designan objetos. Así, el análisis clásico del campo léxico o semántico de “asientos” (sillón, silla, banquito, banco, sofá, etc.) recurre a rasgos como ‘con brazo’ o ‘con respaldo’, que no parecen realmente lingüísticos, sino referidos a los objetos en el mundo. Recordemos que uno de los supuestos de la lingüística estructuralista, que se aplica también a la semántica, es que deben descartarse los elementos extralingüísticos o enciclopédicos en el estudio del significado. Como se ha dicho, los primeros semánticos generativos (como en el caso de Jerry Katz & Jerry Fodor o Geoffrey Leech) continuaron la idea de que era posible descomponer exhaustivamente el significado de una palabra en rasgos semánticos más básicos, que funcionarían así como condiciones necesarias y suficientes para distinguir ese significado de otros, de forma análoga a los rasgos gramaticales utilizados en la sintaxis.
Por otra parte, la base cognitiva que podría tener este modo de concebir el significado parece refutada por los experimentos científicos. Los experimentos de la psicóloga Eleanor Rosch durante la década del 70 sugieren, en efecto, que la conceptualización de los seres humanos tiende a ser mucho más unitaria y más difusa de lo que postulan los análisis componenciales del significado. Esto es, en lugar de reconocer componentes básicos de significado, como los rasgos, que funcionen como condiciones de pertenencia a una clase, nuestra mente parece operar con categorías semánticas que constan de miembros más o menos prominentes en función de su grado de prototipicalidad. Así, un gorrión es un ejemplar prototípico de la categoría ave, mientras que un pingüino o un ñandú no lo son, pese a que científicamente los agrupemos dentro de la misma categoría. Ello sugiere que desde el punto de vista del significado no habría categorías discretas, puesto que los límites son difusos a medida que varía el grado de pertenencia a la clase, por lo que la descomposición en rasgos necesarios carece de sentido.
Esos experimentos psicolingüísticos han provocado una revolución en la semántica, dando lugar a la llamada semántica cognitiva. Esta etiqueta es reivindicada por algunos investigadores que adhieren a los postulados gramaticales de Chomsky (como Jerry Fodor o Ray Jackendoff) y por otros que los rechazan, particularmente los propulsores de la llamada lingüística cognitiva (como George Lakoff o Ronald Langacker), que intentan aplicar la idea de prototipicalidad y categorías difusas a otros ámbitos de la gramática (ver la sección Gramática en el Estado del arte). Los semánticos cognitivos suelen hacer hincapié en que todas las nociones humanas parecen derivarse de la noción fundamental del espacio, en particular en relación con nuestro cuerpo. Es por ello que proponen que la mayor parte de nuestros conceptos son extensiones metafóricas de nociones inicialmente espaciales, como se constataría por medio del análisis de refranes, expresiones populares, etc., que han hecho George Lakoff y Mark Johnson en Metáforas de la vida cotidiana.
Como lecturas para los temas de semántica, se recomienda el libro de Alan Cruse, que ofrece un panorama histórico particularmente claro de los estudios del significado (1986). Son clásicos los manuales de John Lyons (particularmente Semántica y Semántica lingüística, de 1977 y 1997 respectivamente), que además están traducidos al español, al igual que los semánticos estructuralistas –excepto Trier (cfr. Coseriu 1977, Bernard Pottier 198) y los primeros generativos (Katz & Fodor 1963, Leech 1974).
Para seguir la discusión contemporánea, una guía de los recursos en internet sobre lingüística cognitiva. Una obra muy influyente que intenta mostrar la relevancia de la conceptualización (y, por lo tanto, la cognición) a la hora de determinar los patrones de lexicalización y de gramaticalización de una lengua es la de Leonard Talmy, Toward a Cognitive Semantics, en dos volúmenes (2000), también disponible en la Web. Como se ha señalado para la sección de Gramática, Ronald Langacker ha escrito una introducción exhaustiva a la lingüística cognitiva en Foundations of Cognitive Grammar (1991). George Lakoff, en Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal About the Mind (1987), presenta una discusión con las concepciones tradicionales de significado, y, en Philosophy in the flesh, repasa junto con Mark Johnson los fundamentos de la lingüística cognitiva en relación con la tradición de la filosofía occidental. En español puede conseguirse una recomendable Introducción a la lingüística cognitiva escrita por María Josep Cuenca & Joseph Hilferty (1999) y también el libro Metáforas de la vida cotidiana, de George Lakoff y Mark Johnson, así como el libro de Kleiber (1990). En cuanto a artículos de investigación, una recopilación sobre muy diversos tópicos desde la perspectiva cognitiva, muchos de ellos vinculados con la semántica, ha sido editada por José Luis Cifuentes Honrubia en 1998 (Estudios de lingüística cognitiva), cuyo índice puede consultarse en la Web.
Los libros y artículos de Jackendoff, pese a su gran influencia en la lingüística y en la filosofía, no han sido traducidos al español. En inglés, se recomiendan particularmente Semantics and cognition (1983), Semantic Structures (1990) y Foundations of Language: Brain, Meaning, Grammar (2002). Su último libro en preparación (Language, Culture, Consciousness: Essays on Mental Structure) se puede bajar de su sitio web, al igual que otros artículos recientes.
Entre los congresos más relevantes, se ha mencionado ya en la sección de Gramática los dos más relevantes para la lingüística cognitiva: el Annual Meeting of the Cognitive Science Society (en distintos países de Europa y Norteamérica) y el International Cognitive Linguistics Conference en el ámbito hispánico. Un encuentro exclusivamente sobre semántica es Semantics and Linguistic Theory, en los EE.UU., en el que se presentan tanto visiones generativas como filosóficas de la semántica.