Punto de partida: los neologismos son palabras o acepciones nuevas que no han sido aún recopiladas por el diccionario.
Propuesta de trabajo: buscar neologismos en una obra literaria. Se puede trabajar con poesía (por ejemplo, Oliverio Girondo, César Vallejo, Alejandra Pizarnik) o con prosa (por ejemplo, partes de Rayuela, de Julio Cortázar, o los ensayos de El idioma de los argentinos y El tamaño de mi esperanza, de Jorge Luis Borges). Reconocer el proceso de formación de palabras que permitió formar el neologismo y describirlo. Si el neologismo es morfológico, buscar otras palabras que contengan el mismo afijo (en te edenizo, O. Girondo, “Topatumba”, el sufijo –iz(ar) aparece también en hospitalizar o cristalizar) o compuestos formados de modo análogo (e.g., en sus aguas todoolvidadoras, J.L. Borges, El idioma de los argentinos, podemos establecer una comparación con todopoderosa). Si el neologismo es sintáctico, aclarar qué es lo novedoso en el uso (e.g., en Me quieren anochecer, me van a morir, A. Pizarnik, “Figuras y silencios”, anochecer y morir no seleccionan habitualmente un objeto directo). Si el neologismo es semántico, especificar en qué difiere el uso señalado del uso “normal” de la palabra (e.g., en [Estanislao del Campo] no intimaba con farolerías, J.L. Borges, El tamaño de mi esperanza, intimar no está usado en su sentido de diccionario –‘estrechar la amistad con alguien’–, sino con un significado más general de ‘gustar de, acostumbrar recurrir a’).