Chomsky vs. Piaget
La concepción sobre la relación mente-lenguaje de Noam Chomsky aparece explícita ya en sus primeros trabajos (Estructuras sintácticas, de 1957,y Aspectos de la teoría de la sintaxis, de 1965) y se basa en una serie de argumentos teóricos para sostener que el conocimiento del lenguaje es específico (i.e., no depende de la inteligencia general), universal e innato (i.e., previo a la experiencia).
Por un lado, el argumento de la pobreza del estímulo (luego reformulado como problema lógico de la adquisición del lenguaje o problema de Platón) hace hincapié en la homogeneidad y rapidez en la adquisición del lenguaje por parte de los niños, especialmente si se toma en cuenta la ausencia de estímulo sistemático. Esto es, hay una distancia enorme entre el conocimiento de la lengua materna que debe tener el niño para producir sus primeros enunciados y los datos (escasos, dispersos e incluso contradictorios) que recibe del medio. Además, pese a esta evidencia fragmentaria y a la falta de enseñanza y corrección sistemáticas, la lengua que desarrollan los niños de una comunidad lingüística es esencialmente la misma. Estos hechos inducen a pensar que debe haber algún tipo de conocimiento previo (como en la analogía de la caverna de Platón) que guíe fuertemente la adquisición de la lengua materna. El “problema de Descartes” pone de relieve el hecho de que las oraciones que se producen o escuchan son en general formas lingüísticas nuevas; esto es, que no existe un repertorio memorizado de oraciones al que recurren los hablantes para emitir o comprender una oración. Un tercer argumento, estrechamente vinculado a los anteriores, es la complejidad sintáctica y la estructura jerárquica que pueden reconocerse en las oraciones. Ello sugiere que el conocimiento sobre el lenguaje debe ser específico (o modular) y no depender de una “inteligencia general”, dado que las oraciones de una lengua son estructuras muy complejas formadas a partir de categorías tan específicas como “auxiliar” o “sujeto”, que no son conocidas conscientemente por los niños. Si no hubiera un conocimiento previo y específico y los niños se basaran sólo en principios de simple analogía u otro procedimiento general de aprendizaje, podrían llegar a un número infinito de generalizaciones inductivas, muchas de ellas inadecuadas. A partir de estos planteos, el objetivo de la lingüística para Chomsky será recuperar el sistema implícito de conocimiento que permite a los niños generar estructuras complejas y que debería ser innato (i.e., la competencia), dejando de lado los aspectos del lenguaje ligados a la actuación, esto es, al conjunto de las formas efectivamente producidas.
Las ideas de Jean Piaget, un psicólogo suizo, parecen oponerse en casi todos los puntos a las de Chomsky. Piaget presentó una teoría integrada del desarrollo cognitivo del niño, que era aplicable universalmente y que pretendía caracterizar la estructura subyacente del pensamiento. Su aproximación es constructivista e interaccionista a la vez. Se proponen dos mecanismos constructores de las estructuras cognitivas para tratar con entornos cada vez más complejos: la organización y la acomodación. Estos principios son aplicables al estudio del desarrollo del lenguaje, al igual que a otros conocimientos; este se centraría en una expresión cada vez más clara y lógica del pensamiento, basada en la capacidad progresiva del niño para comprender puntos de vistas ajenos (i.e., pasaje del lenguaje egocéntrico al social).
Piaget intentó sistematizar los distintos momentos en el desarrollo cognitivo, desde el momento en que la acción es puramente física hasta que, por un proceso de internalización, las acciones devienen mentales. Las cuatro etapas por las que pasan los niños en la construcción del conocimiento (que es, en todos los casos, un proceso activo) incluyen, entonces, una primera etapa sénsoro-motriz (hasta los dos años), una segunda donde aparece el pensamiento representacional (hasta los seis) y, finalmente, los períodos en que se incorporan las operaciones concretas (hasta los once) y las operaciones formales. Para Piaget, las diferencias individuales y culturales no son relevantes, puesto que supone que hay una única manera de desarrollo intelectual que es seguido por todos los seres humanos.
En la famosa polémica que sostuvieron en 1975 (ver Chomsky & Piaget 1979), quedaron claras las principales diferencias entre ambos pensadores, que se relacionan con la concepción misma del lenguaje: mientras que para Chomsky se trata del conocimiento específico e innato de un sistema de principios, para Piaget se trata de un sistema convencional derivado socialmente, que es subsidiario del pensamiento general, y al que no se le da demasiada importancia. Como hemos mencionado, Piaget considera que el lenguaje se desarrolla siguiendo principios generales de aprendizaje, algo que Chomsky se preocupa por refutar específicamente (ver, por ejemplo, El lenguaje y los problemas del conocimiento, de 1988).
Como consecuencia de su perspectiva teórica, la gramática generativa se interesará por edades (y fenómenos) distintos de los que Piaget estudia con mayor intensidad. En efecto, la mayor parte de los experimentos de cuño generativo van desde el año y medio hasta los 3 años, una edad en la que, para Piaget, apenas empieza la segunda etapa del desarrollo cognitivo (la de pensamiento representacional).
Coinciden, sin embargo, en resaltar la universalidad de los procesos cognitivos y en considerar al contexto relativamente poco importante y escasamente influyente en los procesos de la cognición, puntos ambos en los que se distinguen de Vigotsky y sus discípulos Luria y Bruner.