Como hemos visto ya, es difícil prever lo que la nanotecnología puede alcanzar, pero su camino debería ser el de la vida, relacionando física, química, biología y nuevos modelos y simulaciones, tanto matemáticas como computacionales.
Existe, dentro del ámbito de la nanociencia y la nanotecnología, una clara conciencia de la necesidad de evaluación y regulación muy estricta en lo que se refiere a efectos sobre la salud y el medio ambiente . Si se cometen errores en tal sentido, el descrédito de la nanotecnología en su conjunto será inmediato y generalizado.
Por ejemplo, la Environmental Protection Agency (EPA) de Estados Unidos, encargada de evaluar y regular el impacto de la nanotecnología en la salud y el medio ambiente, está replanteándose su capacidad de cumplir dicha función ante una tecnología tan nueva y compleja.
La nanotecnología brinda la posibilidad de construir objetos en los que se podría determinar la ubicación exacta de los átomos en la materia. Tal manipulación nos conduce a la posibilidad de fabricar materiales, máquinas, dispositivos e instrumentos nanométricos. Están abiertos algunos desafíos a la hora de evaluar y regular las consecuencias de su utilización práctica: