En el Neolítico, la cerámica alcanza una etapa avanzada de desarrollo. La humanidad inicia el aprendizaje del uso de los metales, emprendiendo el camino de su búsqueda y proceso.
El plomo blanco, el plomo rojo y el óxido de cobre ocupaban un lugar central en el desarrollo de técnicas de vidriado sobre cerámica.
Desde los egipcios (5000 a.C.) hasta los sirios y babilonios, que aprendieron a hacer vidriados de plomo coloreados, mezclando con su materia prima óxido de cobre, hierro y manganeso. El conocimiento de esta artesanía se extendió a China, donde aparecen las primeras piezas en el año 500 a.C. Después, los chinos perfeccionaron el horno de cocción, con el cual alcanzaron temperaturas más altas (1220 ºC) que las que habían logrado los egipcios (1050 ºC). Con esto desapareció la tendencia a agrietarse en los objetos cerámicos, que era uno de los grandes problemas.
EL relato y testimonio vivo de este proceso se hace presente en la exposición: “Picasso. cerámica y tradición”, Museo Picasso Málaga, España.
La muestra presenta cómo el importante trabajo de Picasso en el campo de la alfarería forma parte de la larga tradición de esa técnica. Se exponen 50 obras originales de Pablo Picasso junto a piezas de cerámica antiguas y medievales de diversas zonas de Europa.
La muestra del Museo Picasso Málaga se ha concebido en dos conjuntos principales. El primer grupo, La tradición mediterránea, muestra las técnicas y motivos mitológicos de la Antigüedad que Picasso adoptó. El segundo conjunto, El legado hispanomusulmán, explora la influencia que la cerámica española medieval ejerció sobre Picasso.
La exposición, organizada en colaboración con Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales, tuvo lugar entre el 24 de octubre 2005 y el 5 de febrero 2006 y fue visitada por casi 63.000 personas.