Adriana Mancini, doctora en Letras y docente de la Facultad de Filosofía y Letras.
Mi experiencia secundaria es lejana, pero puedo intentar responder sus inquietudes salvando, claro está los errores de paralaje. Cursé el secundario en un normal de barrio. El Normal N° 11 de Parque Patricios, entre 1961 y 1965. Los programas de 4to. y 5to años contemplaban Literatura española y Literatura argentina, respectivamente. Lo único que recuerdo es que en ambos casos trabajábamos con el manual de Fermín Estrella Gutiérrez. Se leían pedazos de textos, supongo que los canónicos, y se completaba la información con datos del autor. No existía o no recuerdo haber tenido ninguna experiencia relevante de esas clases. Sistemáticamente mis expectativas se veían frustradas. Literatura era una materia casi de relleno, creo que Educación Física tenía mayor relevancia. Sí recuerdo excelentes clases de Matemática, Física y Química. Aclaro que fui alumna de “cuadro de honor” y que alguna que otra vez me honraron como abanderada o escolta en los actos. Tal vez mi decisión –tardía– de estudiar Letras se debió a la necesidad de reparar esa falta, de rebelde nomás, para ver quién andaba por allí. Como correspondía a una buena alumna, inteligente, mi primera incursión universitaria fue en las ciencias duras. Así que todas las preguntas acerca de material teórico o lectura y análisis de los textos o metodología van al casillero NO.