Buzai (1999) señala que en la geografía actual se ha consolidado, entre otras, una perspectiva para el análisis de la realidad que denomina, siguiendo a Dobson, geografía automatizada (automated geography). Esta geografía automatizada se basa en lo que se denomina geotecnología, que en términos acotados podría definirse como el conjunto de herramientas de análisis espacial que se basan en el tratamiento automático de datos a través de la computación.
Las geotecnologías vienen recibiendo creciente atención, tanto por quienes las llevan adelante como por quienes las observan críticamente. Se trata de una situación en curso, por lo que no hay posibilidades de plantear conclusiones al respecto. Sin embargo, no puede dejar de señalarse el extremo dinamismo que las mismas tienen, y la multiplicidad de temas a los que se aplican, lo que seguramente dará lugar a más desarrollos tanto metodológicos como teóricos, que contribuirán al avance del conocimiento en general y, en particular, del disciplinar.
Entre las aplicaciones que integran las geotecnologías se encuentra un amplio conjunto de herramientas y recursos que permiten el tratamiento de la información espacial en forma automatizada:
El punto clave de análisis se enmarca en el tema del tratamiento de la información. Una información que se presenta en el espacio geográfico a través de manifestaciones tangibles conceptualizadas en un doble aspecto: atributos como contenidos medibles y su geometría particular en cuanto son objetos materiales. El ingreso de estas condiciones al ambiente computacional permite la creación de bases de datos alfanuméricas y bases de datos gráficas respectivamente. (Buzai, 1999: 51-52)
Entre las herramientas se cuentan los soft habituales para procesar textos, administrar bases, realizar cálculos o análisis estadísticos. Pero también existen otros más específicos, entre los que se pueden señalar (siguiendo a Buzai, 1999):
El uso de estas geotecnologías muestra un conjunto de características que vale la pena resaltar. En primer lugar, la adecuación a un contexto geotecnológico demanda un proceso de normalización de la información y los procedimientos muy importante, lo que a posteriori redunda en una mayor flexibilidad y posibilidades de utilización. Así por ejemplo, las bases de datos ya preparadas con estos requerimientos tienen amplias posibilidades de ser puestas a disposición de otros usuarios, o utilizadas para otros fines.
En cuanto a su rol en los procesos de producción de conocimiento científico, las geotecnologías requieren que se aplique un conjunto de pasos para su adecuación, que alejan la posibilidad de pensarlas exclusivamente desde el dominio de la informática y las inscriben claramente en el campo del conocimiento geográfico. Así por ejemplo, la indagación del mundo real requiere que se realice un preciso camino de conceptualización que defina los objetos y relaciones que serán indagados. Estos, a su vez, pasarán al ambiente computacional para su tratamiento y análisis, para lo cual se deberá asimilar estos conceptos a entidades digitales a fin de poder operar con ellos en este ambiente. Esto significa que producir conocimiento en este ambiente es mucho más que la mera aplicación de una herramienta computacional.
Así como lo anterior establece requerimientos importantes en términos de rigor metodológico y alta normalización de procedimientos e información, el uso de estas tecnologías también puede tener consecuencias negativas. Se ha señalado, por ejemplo, que las posibilidades de utilizar estas tecnologías puede sesgar la orientación de los trabajos, incentivando que se trabaje más en aquello que puede realizarse con ellas, llegando en extremo a invertir las prioridades y definir el trabajo por la técnica en lugar de hacerlo por el problema que se quiere abordar. El excesivo énfasis en las cuestiones metodológicas y técnicas también podría implicar pérdida de rigor teórico.