Desde el principio de los 90 el uso de las TIC viene modificando nuestra manera de acceder a la información. Antes de este período, la búsqueda de antecedentes en publicaciones científicas especializadas resultaba tediosa y muchas veces infructuosa.
Si un físico necesitaba iniciarse en un tema novedoso para él y conocer los últimos adelantos en la materia, como por ejemplo con respecto a la conductividad térmica de determinados plásticos afectados por radiación, tenía que consultar los “physics abstracts” (resúmenes de física). Estos libros traían un índice de temas donde reportaban las diversas publicaciones que se habían realizado durante un semestre determinado, sobre ese tema específico. Si se elegía el poliestireno como ejemplo de plástico, debían recorrerse con la vista varias páginas escritas con la densidad de una guía telefónica dedicadas a temas de estudio sobre el citado plástico. Así, si se tenía la suerte de ubicar las palabras conductividad térmica, se contaba con una lista de números que indicaban la página y el tomo donde se podría hallar el título, el resumen de la publicación y la cita completa para ubicar el texto original. No había forma de abarcar períodos mayores a los seis meses, salvo ir sumando las consultas de los índices de distintos semestres, y ni qué hablar de hacer una búsqueda que combinara varios términos como “conductividad térmica”, “poliestireno” e “irradiado”, que especificarían con mayor precisión lo que se buscaba.
Otra manera de acceder a la información estaba relacionada con la distribución de “preprints”, es decir, de los trabajos enviados para publicación que estaban siendo sometidos a revisión en las revistas especializadas. El Stanford Linear Accelerator Center (SLAC) es uno de los centros más importantes para la física de altas energías y partículas elementales.
Desde la década del 60, su biblioteca comenzó a implementar una serie de acciones que resultaron de muchísima importancia. En 1962, comenzaron a catalogar los preprints de trabajos de física de altas energías de todo el mundo. A partir de ese momento, poco a poco fue instalándose la costumbre de enviar los trabajos a dicha biblioteca, al mismo tiempo que el trabajo se enviaba a publicar a una revista especializada (por supuesto todos los envíos se realizaban por correo ordinario). A partir de 1969, cientos de físicos de partículas en todo el mundo se suscribieron a la biblioteca, para recibir semanalmente un listado de los preprints que llegaban a la biblioteca. Si el título del trabajo resultaba de interés, se solicitaba al autor el envío de una copia. Desde el momento en que un autor en Europa o Estados Unidos terminaba un trabajo hasta que llegaba la copia a la Argentina, transcurrían al menos tres meses (por los tiempos de correo). Ese tiempo era mucho menor que el que demandaba la llegada del artículo ya publicado en la revista especializada, y en muchos casos ninguna biblioteca del país estaba suscripta a determinada revista.
A mediados de la década del ochenta, la base de datos de SLAC estaba computarizada, y era posible consultarla enviando un correo electrónico.
Las TIC cambiaron esta situación por completo, facilitando enormemente nuestro acceso a la información especifica, combinando búsquedas, abarcando períodos de hasta varias decenas de años, destacando las publicaciones más relevantes y generadoras de nuevas ideas y brindando fácilmente el acceso al texto original.